Al Margen 

Juan Díaz Pimentel y la irresponsabilidad

LA X EN LA FRENTE

Moisés MOLINA

Para quienes estudiamos Derecho, bien sabido tenemos que LA VIDA es el bien jurídico mayormente tutelado en todas las legislaciones y que el derecho a la salud encuentra en todas las constituciones un lugar de privilegio.

Quienes también estudiamos Ciencias Políticas, aprendimos que el fin supremo de todo gobierno es el hacer asequibles a todos los gobernados los bienes para alcanzar la felicidad, entre ellos la salud en primerísimo plano, por razones obvias.

Con la salud y la vida no se juega, pues.

En Oaxaca, en este delicado rubro, es una obviedad reconocer que las cosas no han estado bien. Pero hay que reconocer con objetividad que podrían estar o tornarse mucho peor. La raíz del problema ha sido administrativa (es decir, en el manejo de los miles de millones de pesos presupuestados para los Servicios de Salud de Oaxaca), y esa IRRESPONSABILIDAD de quienes han mandado, puesto y dispuesto; quitado y sobrepuesto; asignado y reasignado ha ocasionado miles de historias de vida envueltas en la desgracia.

Desde hace unos años, la atención a la salud de los oaxaqueños ha sido una tragedia cuyos protagonistas disfrutan de su riqueza a costa de la enfermedad y la muerte del pueblo; de los gobernados.

En los días que corren, la primera medida tomada por el nuevo Secretario del ramo, Juan Díaz Pimentel ha prendido infiernos. Y no es para menos. Ha trastocado varios intereses que anteriores secretarios no se atrevieron a tocar.

La pregunta obligada es ¿Por qué? ¿Por miedo a despertar al monstruo de las mil cabezas? ¿Por complicidad?¿Por evitarse la fatiga? Una cosa es cierta. Todo el estercolero hecho público por Díaz Pimentel hiede a negligencia.

La raíz del problema es administrativa, ya lo dijimos; la solución tiene que empezar por ahí. Y no podemos menos que reconocer los pantalones de quien de una vez por todas y corriendo el riesgo que se corre al tomar este tipo de decisiones, se animó a tomar al toro por los cuernos.

En el pasado inmediato no se trataba solo de sobrellevar la crisis del sistema de salud. En primer lugar porque lo que se tenía encima ya no era una crisis, sino un auténtico colapso y en segundo lugar porque el daño patrimonial, administrativo, social y político se multiplicaba exponencialmente.

Alguien tenía que dar un golpe de timón y decir con toda la evidencia en las manos “ya basta”, pesara a quien le pesara.

Hoy se quiere hacer de Juan Díaz Pimentel, el enemigo número uno de la salud de los oaxaqueños.

Veamos cuáles son sus pecados y júzguelo usted mismo:

  • Pocos como él conocen las entradas, salidas, tejes, manejes, cañerías, actores y grupos de presión dentro de esta dependencia crucial para la política social del gobierno.
  • 2 mil 200 trabajadores fueron contratados durante la administración de Gabino Cué en la ilegalidad, al no existir dinero para pagarles. Los engañaron, pues.
  • Para hacer sostenible esta irresponsable medida, las autoridades, en su momento (Germán Tenorio, para ser claros) hicieron uso del dinero de los trabajadores de base de la dependencia etiquetado para su jubilación, para su atención médica en el ISSSTE y para el pago de sus créditos con el FOVISSSTE, además de recurso que se debió destinar al pago de obligaciones ante la Secretaría de hacienda. Y estamos hablando de una cifra estratosférica, escandalosa, escalofriante.
  • Hoy está en puerta la posibilidad de que el fisco, por la irresponsabilidad e ineptitud de quienes tomaron y ejecutaron estas disposiciones tome medidas en perjuicio del presupuesto del pueblo de Oaxaca.
  • Para que quede claro: desde 2006 se DESVIARON RECURSOS para pagar a los trabajadores engañados e ilegalmente contratados.
  • El gobierno de Gabino Cué retuvo el dinero que se debió enterar a hacienda y al ISSSTE y no lo pagó, lo cual es un delito que tiene que ser castigado, no encubierto. En su talón de cheque les descontaban lo que debía ser pagado al ISSSTE y no se pagaba.
  • A esto le sumamos los salarios de mil aviadores que tienen familiares basificados.
  • Juan Díaz Pimentel recibe la Secretaría con un pasivo de 6 mil millones de pesos y cada año crece en mil 700 millones.
  • Hay empleados que llevan pagando años su vivienda creyendo que están a punto de pagarla y resulta que no han pagado nada o casi nada.
  • El quebranto no solo se reducía al pago indebido de salarios, sino a algo más grave e inhumano: al desabasto de medicamento e infraestructura.
  • DE un presupuesto de 6 mil millones, la nómina de la secretaría es de 4888 millones de pesos al año. De tal suerte que para brindar los servicios a la población de todo el estado quedan solo mil cien millones; para uniformes, viáticos, medicamentos, mantenimiento de unidades, obligaciones contractuales.
  • En resumen el robo (no se puede llamar de otra forma) vía nómina y compras irregulares de medicinas asciende a más de 11 mil millones de pesos durante la administración de Germán Tenorio Vasconcelos en una presunta complicidad con los líderes sindicales.
  • Eso es un crimen.

 

En honor a la justicia, hay que decir que Juan Díaz viene con la espada desenvainada a poner orden y ha dicho, que lo va a hacer en una urna de cristal, con total transparencia y como hasta hoy parece ser, en decidida apertura con los medios de comunicación.

Es colosal la tarea, mas no imposible. A mi modo de ver las cosas como ciudadano, merece el beneficio de la duda.

Yo lo escucho decidido y comprometido, porque de seguir las cosas así, el destino de los números no podría ser otro que el acrecentamiento de una irresponsable deuda, con la que el presente gobierno no debe ni tiene por qué cargar. Saneando las finanzas se arranca el tumor de raíz.

Cierro este texto con algunas reflexiones de una novedad editorial acerca de la RESPONSABILIDAD.

Maruan Soto Antaki apunta preocupado:

“Hoy podríamos estar sumergiéndonos en la época de la irresponsabilidad. La responsabilidad es una noción ligada al tiempo, a la previsión o al análisis de las posibles consecuencias.”

Y angustiadamente se pregunta más adelante; “¿Cómo se condena la corrupción si se le hacen ojos ciegos? ¿Cuál es el peso que cae sobre el ciudadano indiferente?¿Sobre el periodista que no investiga?¿Sobre el funcionario que disfraza la vileza?”.

Creo que las mismas preguntas debían caber para todos. Esa novedad editorial se llama “Pensar México”; yo les invito a “Pensar Oaxaca”.

 

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